Hace un par de días que terminó nuestra ingenua e invisible epopeya, la peregrinación a Santiago de alumnos y profesores de la ESCRBCG, para reclamar una entrevista con el Conselleiro de Educación. Se trata de una historia que no olvidaré por muchos motivos; por la suerte que tuvimos al vivirla, y por poder observar tranquilamente...
Vi a un grupo de
alumnos informados y concienciados, defraudados, activos, cooperantes. Todo eso
lo vi, y no lo olvidaré. Vi a las Albas, a
Marta, Candela, Lucía, Fernando, Javier, Noé, Estela, Diego, Ana, Aitana,
Lucas, a tantos otros, caminando hacia una ilusión
posible. Recordaré su esfuerzo, su dolor, su incomodidad; lo vi y lo recordaré.
Recordaré, porque la
vi, la compañía afectuosa y esforzada de Sonia y Álvaro. Ellos hicieron el
camino en nombre de muchos otros. Recordaré el esfuerzo de Rosa, Carmen o Andrea, acercándose a nuestras pequeñas manifestaciones por los pueblos del camino, haciéndonos sentir más arropados, menos solos. Vi a Susana y a Ángela, pero también a Carmen, recorriendo kilómetros entre sus vidas para hacer tiernos bocadillos de atún, pimiento y afecto. Recuerdo la presencia en Santiago de muchos profesores de la Escuela. No olvidaré nada de eso.
También vi a ex-alumnos
caminando con nosotros, o haciendo llegar su mensaje solidario desde lugares
remotos. Para mi tristeza no vi a muchos otros, pero eso
lo olvidaré. No vi, y por tanto olvidaré, a muchos colegas, a amigos, a los jefes, también a los iguales, que podrían haber acompañado nuestros pasos. Quizá era pedir un esfuerzo colosal, quizá no sea el momento de los valientes. No olvidaré a
Álvaro, a Bernar, a Pablo ni a Gonzalo, iluminando con su sabiduría nuestros
pasos. Los noté cerca de nosotros.
Recordaré por siempre el afecto recibido de la gente de la calle, anónima e ignorante de nuestros problemas. Su simpatía hacia unos locos con sus blancas batas merece ser recordado. Vi institutos que nos abrieron sus puertas: una solidadidad afectuosa que agradecemos y recordaremos.
Recordaré, porque lo percibí, la simpatía
generada en muchas partes, los apoyos individuales o grupales recibidos. No
olvidaré a Rosa ni a Bea, como siempre a nuestro lado. Recordaré a los amigos de Arte Dramático, que
nos apoyaron en los últimos momentos. Sentimos su calor en un día de por sí caluroso.
Vi mucha implicación entre alguna prensa,
tanto más cuanto más independiente, y por supuesto en los incondicionales. Olvidaré a los subvencionados, que nos
ignoraron. Vi políticos conocedores, estudiosos, y vi
otros constreñidos por disciplinas ignorantes. Vi a sindicalistas caminando, vi a alcaldes.
A los que se preocuparon los recordaré; el resto serán olvidados.
No vi, y por tanto olvidaré, ni al conselleiro
ni a los que tras él se esconden. Rechazo la dura indiferencia hacia mis
alumnos, que no perdonaré. Los olvidaré, como la sociedad, muy pronto.
Debe ser recordado todo lo estimulante que
vivimos; los aromas positivos, todo lo que mueve conciencias e implica
evolución y mejora. El resto debe ser olvidado. Nuestra pequeña, modesta lucha, será
recordada por que era así, creativa. Y también por que veremos la victoria,
recordadlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario