domingo, 25 de junio de 2017

¿CINCO AÑOS MÁS PARA UNA NUEVA DERROTA?: NO CON NOSOTROS

Los conservadores restauradores no somos artistas, ni lo pretendemos. Somos mucho más modestos, meros científicos que analizamos concienzudamente las condiciones que han provocado el deterioro en el patrimonio cultural (también, pero no sólo, las obras “artísticas”) para intentar contenerlo. Estamos más cerca de la química que de la música, que dejamos para nuestro gozo y disfrute relajado, como cualquier ciudadano. 

Y sin embargo, hemos apostado desde 2012 por un pacto con el resto de las Enseñanzas Artísticas, en la defensa del carácter superior de nuestras enseñanzas. ¿Por qué?, por razones estratégicas (la fuerza del grupo) pero también por solidaridad: teníamos los mismos enemigos, pero una experiencia más dolorosa que ninguna otra de las disciplinas artísticas. Poseíamos esa sabiduría nacida de la larga duplicidad de titulaciones dentro y fuera de la universidad; una historia que nos ha llevado hasta la situación actual:  una profesión sin regulación, sin reconocimiento social, internamente enfrentada, arrasada por la sobrepoblación de titulados, etc. Una lamentable experiencia a la que se enfrentarán el resto de disciplinas artísticas en un tiempo más cercano de lo que nadie puede  imaginar. En nuestro caso y pese a que todo eso fue publicado y era conocido desde hacía mucho tiempo, no fuimos capaces de lograr la unificación de instituciones y títulos, y seguimos inmersos en una sangría permanente. 

En esa tesitura, podíamos haber solicitado la aplicación de la disposición adicional vigésimo segunda de la LOE, que recogía la posibilidad de “transformación” de los centros a universitarios. ¿Qué estrategia nos planteábamos desde la Conservación Restauración?: la incorporación en condiciones de igualdad (universitaria) a los Grados en Conservación Restauración de Bienes Culturales, implantados en la Universidad española en un número de sieteA a partir de las sentencias del Tribunal Supremo en 2012, abordamos sin embargo un proceso de convergencia con otras disciplinas artísticas y creamos la Plataforma por la integración de las EEAASS en el sistema universitario. En su documento fundacional, votado en los órganos colegiados de los centros integrados en la misma, se manifestaba una indudable voluntad de integración en la universidad. Desde 2012, las posiciones de la Plataforma han ido basculando hacia una progresiva moderación de sus postulados, aceptando otras fórmulas propuestas desde entidades muy diversas, siempre que pasaran a través de una adscripción previa que evitase el insoportable engaño al que hemos sometido a nuestro alumnado.

No es el momento de hablar de la trayectoria de la Plataforma, de sus éxitos y fracasos, de sus indiscutibles logros (lo que puede consultarse en la hemeroteca y en las redes sociales). Tan sólo recordar que sus postulados están avalados por 23.000 personas en la petición en change y ha sido apoyado por 8 asambleas de alumnos, 11 centros de EEAASS, 8 asociaciones profesionales y 6 sindicatos. Este apoyo se multiplica en el caso de la plataforma de Galicia a otras 15 asociaciones profesionales, el Consejo Escolar de Galicia, la confederación de AMPAS y la totalidad del arco parlamentario con excepción del PP. Lo que nos interesa ahora es evidenciar una nueva estrategia, un sutil cambio de prioridades en mi opinión erróneo y condenado al fracaso. Un movimiento que nos separa y debilita, renunciando al pacto de caballeros concertado entre todas las disciplinas afectadas por las sentencias del TS. ¿Por qué hablamos de un cambio de estrategia?, veamos las evidencias: 
  • Posiciones de parlamentos autonómicos: en Valencia se demanda “un nuevo marco legal" mientras “mientras se concreta la vía para la inclusión de estos centros y profesorado en el espacio universitario” . Esta declaración parece matizar lo que indicaba el Pacto del Botánic, en la que se promovía la  “integración de las enseñanzas artísticas en la universidad”. 
  • Una campaña en change.org lanzada por Víctor Pliego (Real Conservatorio Superior de Música de Madrid) de título “Ley de Enseñanzas Artísticas ¡Ya!” 
  • Otra campaña en la misma web, organizada por la Federación de Estudiantes de Música y de título “por una mejora de las Enseñanzas Artísticas Superiores”. 
  • El mismo programa electoral de 2016 de Podemos, que en su punto 206 propone la redacción de una “Ley de Enseñanzas Artísticas”, en la que “se desarrollará plenamente el ámbito específico de dichas enseñanzas y se logrará, al tiempo que se respeta su idiosincrasia, superar el marco actual de equivalencia, para alcanzar su plena equiparación a las enseñanzas universitarias” y en este contexto se “favorecerá la creación de Universidades de las Artes”.
  • Aunque no todos, muchos de estos movimientos tienen origen en una Plataforma creada en 2015, la de “músicos por un nuevo diseño de las enseñanzas artísticas”, que proponían la creación de “universidades de las artes”.
Parece que el común denominador de estas reclamaciones es la redacción de una nueva Ley de Enseñanzas Artísticas Superiores. Para clarificar el debate, convendrá detenernos en los contenidos que se solicitan para esa ley, para lo que utilizaremos el listado avanzado por Pliego en su solicitud: 

1. Denominación de Grado para los títulos superiores de Enseñanzas Artísticas. (Comentario: lo compartimos, pero sólo mediante la adscripción e integración en la universidad. Ya ha quedado claro que la titulación de Grado sólo se otorgará en la universidad: lo ha dicho el Tribunal Supremo). 
2. Equivalencias para todos los títulos profesionales, elementales y superiores, actuales y anteriores. (Comentario: esta solicitud es de aplicación para algunas disciplinas, mientras que a otras (arte dramático, conservación) no les afecta, ¿es una reclamación exclusiva para la música?. En todo caso, esta reglamentación se puede y debe abordar en la legislación de enseñanza no superior).
3. Autonomía académica y de gestión para los centros superiores de Enseñanzas Artísticas, con categoría de centros de investigación. (Comentario: esto se logra también mediante la integración universitaria y parcialmente mediante la adscripción, no hace falta una legislación específica). 
4. Derechos del alumnado de Enseñanzas Artísticas iguales al universitario. (Comentario: de nuevo, la adscripción los garantiza inmediatamente).
5. Cuerpos docentes específicos y diferentes para cada nivel de las enseñanzas artísticas. (Comentario: de nuevo, se está mezclando el problema de la música (niveles elementales, profesionales y superiores) con el de otras disciplinas. Lo que se está proponiendo aquí son cuerpos específicos, cuando ya existen cuerpos para las diversos niveles académicos en España: primaria, secundaria y universitario).
6. Reconocimiento y fomento de las actividades artísticas e investigadoras del personal docente. (Comentario: la Plataforma lo solicita asimismo, aunque es una reivindicación que habrá de abordarse en los procesos de adscripción e integración).
7. Sistemas adecuados para estimular la calidad, evaluación y acreditación. (Comentario: esos sistemas existen en la universidad, no hace falta legislar nada).
8. Mecanismos para impulsar la integración en el sistema universitario. (Comentario: si el objetivo último es integrarnos en la universidad y la universidad soluciona todo ¿para qué todo lo demás?). 

Sólo parece haber una propuesta diferente a los postulados de la Plataforma: la creación de cuerpos docentes específicos, de lo que inferimos que se estaba camuflando una mera reivindicación laboral. Dicha reivindicación no ha sido una prioridad (quizá erróneamente) desde la Plataforma, y aunque reconocemos que el profesorado de las EEAASS ha sido maltratado, entendemos que los procesos de integración universitaria aportan todas las soluciones para dicha problemática. 

El resto de iniciativas transitan por caminos semejantes. Los estudiantes defendiendo legítimamente sus derechos y los partidos (Podemos y Compromís) proponiendo la misma idea que Pliego, pero explicitando otro desideratum ampliamente publicitado desde hace tiempo: la creación de universidades de las artes. ¿Qué es eso, una universidad nueva, y para qué hace falta una ley, si ya existe una (LOU) que reconoce la posibilidad de creación de nuevas universidades?. En resumidas cuentas, si en el punto 8 de Pliego se solicita la integración universitaria y dicha integración es factible con la legislación actual, ¿para qué una ley nueva, qué novedades aporta esa solución?. Nada salvo (y aquí parece estar el quid) la puerta para una mejora de las condiciones laborales de los profesores, nada nuevo para el alumnado ni los centros. Las soluciones propuestas desde la Plataforma eran prácticamente idénticas, pero diferían en dos puntos: la mejora laboral no era una prioridad y se postponía a los procesos de integración universitaria. Pero sobre todo, nuestras ideas eran (son) de aplicación inmediata: la adscripción se puede abordar ya en cualquier territorio y disciplina en aplicación de la legislación vigente. Con todo y para que no se produjera un proceso caótico, nos parecía conveniente una norma estatal (¿un Real Decreto?) de ordenación del proceso.

Para tal propuesta se podía haber sido más claro, más sincero. Sobre todo, si la solución habría de abordar un proceso legislativo largo y complejo, lleno de incertidumbres y, en nuestra opinión, condenado al fracaso. Para entonces, los problemas laborales también estarían resueltos en la vía integración.

Pero aún hay más, se está ocultando que algunas administraciones públicas ya han dicho que no a las universidades de las artes, y tampoco parecen muy proclives a una nueva ley orgánica a medio camino entre la LOMCE y LOU, ni desde luego a la creación de nuevos cuerpos docentes: lo dejaron meridianamente claro en las diversas reuniones que tuvimos en el Ministerio cuando se discutía la LOMCE, a las que también asistieron representantes de ACESEA. Tampoco se ha tenido en cuenta la opinión de la universidad española, que negará cualquier otra opción que no sea la estrictamente universitaria. Por último, tenemos la impresión de que estas propuestas formulan meros deseos poco fundamentados: cualquiera que haya leído las sentencias del Tribunal Supremo, habrá entendido que la solución indicada por el tribunal es la integración universitaria. Más aún, nadie ha leído el extraordinario trabajo de Reyes Marzal, asimismo clarificador. Nadie ha aprendido la lección derivada del fracaso de la LOE, ni ha oído la experiencia de los conservadores restauradores. 

Coincidiendo con muchos de los citados, no creemos en una Ley Orgánica de EEAASS ni en Universidades de las Artes fuera de la universidad. No queremos ni creemos en nuevos procesos legislativos que dilaten la solución; tenemos legítimo temor a nuevas denuncias (y nuevas sentencias) que paralicen procesos imposibles. No queremos otros cinco años de dilación; queremos la solución ya; una solución inmediata para el alumnado y para el profesorado, para los centros. Queremos todos los derechos y los queremos YA, porque tenemos legislación aplicable y porque es lo justo.

Por el camino, y si se considera imprescindible, la única ley que queremos es la que diga lo siguiente: “Las enseñanzas artísticas superiores de arte dramático, música, danza, diseño, artes plásticas (vidrio y cerámica) y de conservación y restauración de bienes culturales son universitarias, por lo que los centros en que se imparten se adscriben a la universidad, pudiendo integrarse en la misma en los términos previstos en la legislación aplicable”

No sabemos si detrás de estas novedades se esconde puro corporativismo o ganas de mantener privilegios frente a la omnipotente universidad (si se prefiere ser "cabeza de ratón"), incluso si las impulsa el miedo. Puede que no seamos capaces de ver las potenciales mejoras, o si están inspiradas por nobles deseos. Los riesgos de perder otros cinco años de tarea legislativa para volver al mismo punto de partida son demasiado altos, no soportaremos otros cinco años de engaños. Por tanto, a los Conservadores Restauradores no nos encontraréis en esa propuesta: abordaremos nuestro propio camino, como quizá deberíamos haber hecho hace tiempo. Tampoco aparenta que resultemos imprescindibles. 

Fernando Carrera Ramírez
Profesor ESCRBCGalicia
Presidente de ACRE (Asociación de Conservadores Restauradores de España)