lunes, 16 de mayo de 2016

LAS VERDADES DEL FONTANERO

El día 29 de abril de 2016 el grupo parlamentario del Bloque Nacionalista Galego (BNG) formulaba, a través de Cosme Eladio Pombo, una serie de preguntas en la Comisión de Educación y Cultura del Parlamento Gallego. Se trataba de indagar en las razones que llevaron a la Xunta a proveer una plaza de la especialidad de conservación y restauración de documento gráfico en la Escola Superior de Conservación e Restauración de Bens Culturas de Galicia (ESCRBCG), cuando dicha especialidad no existe en dicho centro educativo.

A estas alturas sabemos que el caso se explica por la relación de parentesco entre la beneficiada y un alto cargo de la Xunta de Galicia. Y aunque no entraremos en ese debate ahora (por otro lado incontestable), dicha vacante ha resultado muy polémica ante la irregularidad del procedimiento que parece esconder un enchufe clamoroso.

Lo que queremos presentar aquí es un ejemplo de la hipocresía y la arrogancia ejercida desde el poder y que ha supuesto, en última instancia, ese doloroso alejamiento entre política y ciudadanía que vivimos. La persona que contesta al parlamentario parece representar el paradigma de lo señalado, un poder ajeno a los intereses públicos y centrado en si mismo, un poder ciego, espurio. Para empezar, resulta llamativo que no comparezca un alto cargo relacionado con la contratación de personal (como podría ser el Director General de Centros y Recursos Humanos). Por el contrario, lo hace el Secretario General Técnico de la Consellería de Cultura, Educación y Ordenación Universitaria (en adelante SXT). En esta persona parece concentrarse un divino poder de ubicuidad, puesto que además del citado atesora al menos 18 cargos directivos. Y tampoco por casualidad es superior jerárquico de la protagonista, a la sazón directora del Museo Pedagógico de Galicia, pero paradójicamente también su subordinado, si se atiende al organigrama de dicha institución. Entonces, ¿quién es la beneficiada de la vacante?, efectivamente la directora de dicho Museo. Y quien se presenta al Parlamento es su jefe, el mismo que había amenazado gravemente al director de la ESCRBCG cuando se denunció la situación.

Las preguntas de Cosme Pombo son muy claras; las respuestas lo son menos, por desgracia. Y aunque no recomendamos su visionado, ahí dejamos el vídeo de la comparecencia, bastante deprimente para quien conozca la realidad de la situación.

Como “contextualización” (léase dispersión previa de basura) desnaturaliza la reivindicación universitaria de la ESCRBCG como un supuesto deseo de entrar por la puerta de atrás en el Olimpo universitario. Esa tontería ha sido repetidamente señalada por aquellos que, faltos de argumentos, pretendían desautorizar la demanda (unánime) de adscripción a la universidad por parte de la ESCRBCG. Y ante ideas tan endebles e indignas de comentario, sugerimos por ejemplo la consulta del CV del firmante, que se puede encontrar en las redes sociales, y cuyas necesidades de progresión académica parecen saciadas. En todo caso, aquellos que quieran conocer los argumentos de la solicitud de adscripción, tienen en este mismo blog información más completa.

La siguientes afirmaciones del SXT tienen que ver con la escasa matriculación en la Escuela, a partir de datos tercamente deformados que en todo caso muestran un deprimente desconocimiento de la situación. Para ahorrar en profesorado, es la propia Consellería la que ha limitado la matriculación anual a 20 personas, y dado que los estudios alcanzan cuatro cursos el número potencial de alumnos se limita a 80. Eso no debe esconder un descenso de la matriculación, que se viene produciendo también en la universidad, y que en el caso de la ESCRBCG está mediatizado por la feroz competencia de las titulaciones universitarias en Conservación Restauración, sobre lo que ha alertado repetidamente la Escuela.

La crítica anterior a los profesores y a la ESCRBCG misma tenía una explicación, justificar las razones de la convocatoria de la plaza. Ante personajes (los profesores) y entidades (la Escuela) tan raquíticos, es la Consellería la que paternalmente arregla el desaguisado, que para eso es quien manda. Conscientes de la estructura jerárquica de la institución, que sufrimos pero aceptamos, ese varonil gesto esconde la ausencia de justificación y se podría explicitar aún más sencillamente: lo hacemos porque nos sale de los cojones. Esa es, precisamente, nuestra denuncia.

Bien es verdad que el argumento superaba la metafórica referencia al escroto y contenía una coletilla justificatoria: dado el fracaso de matriculación, se pretendería “explorar” la posibilidad de implantar una nueva especialidad (precisamente la de documento gráfico). Lo que ocultaba es que dicha  implantación fue hace tiempo negada a solicitud de la Escuela, por razones financieras, y reafirmada en estos días. Y se trata de un argumento insostenible dada la situación económica y la necesidad de contratar más profesores (o bajar aún más la ratio). Y en todo caso, para la función de “explorar” ya tenemos en la Escuela un profesor con esa titulación.

Lo que entendemos hasta ahora es que para justificar la colocación irregular de un amigo se destruye el prestigio del centro y de sus profesores: gran estímulo el que nos regalan nuestros jefes, gracias Jefe. Y por si fuera poco a partir de ahí, la comparecencia se precipita en una catarata de la confusión:

  • Se realizó un proceso transparente y abierto: ¿consideran los lectores que convocar inesperadamente una plaza y otorgarla cuatro días después es transparente?, ¿es normal que sólo se presentara una persona en toda España?, ¿que los sindicatos se hayan llevado las manos a la cabeza?, ¿que el propio Jefe Territorial se haya desvinculado del proceso?.
  • Ningún sindicato impugnó el proceso: cuando se puso en marcha (18 de enero) no, pero en cuanto se conoció (a partir del 8 de marzo) la nueva plaza sí se denuncia, tanto en la Mesa Sectorial como en la Junta de Personal.
  • Los profesores de la ESCRBCG defienden posiciones individuales, pues claro: la de aquellos trabajadores que entraron de forma regulada en la Escuela, a través de sus respectivos méritos.
  • Más adelante el SXT amenaza con sacar a concurso todas las plazas de la Escuela, en una actitud (“tomo nota”) que se desautoriza por sí misma. Conocemos esa amenaza, puesto que ya la planteó en una reunión con tres docentes de la Escuela.
  • Respecto a la adscripción a la universidad, repite el cansino argumento de que la universidad no nos quiere. A ese idea hemos contestado siempre de la misma forma, ¿se han reunido alguna vez con los rectores para discutirlo?: nosotros sí.
  • Las últimas afirmaciones escapan a nuestra comprensión, señalando que los profesores interinos carecen de especialidad. O se ha equivocado, o indica un desconocimiento profundo de los procesos de contratación de personal docente. Por supuesto tienen especialidad (arqueología, pintura o escultura; las especialidades que se imparten en la Escuela), y han sido seleccionados a partir de listas creadas por la Consellería. Más aún, algunos de estos interinos no deben ser tan ineptos puesto que la propia Consellería les ha otorgado cargos directivos, que ejercen con notable responsabilidad.

La historia de la fontanería es antigua. En su acepción popular se refiere a las personas encargadas de limpiar las cañerías y cloacas de la política; los encargados de dirigir la opinión pública hacia las posiciones deseadas por el poder, aunque sean falsas. Este es un pequeño caso, un ejemplo menor, pero perfectamente representativo. Por fortuna, a pesar de las presiones, las mentiras y las deformaciones, el ciudadano tiene la última palabra. Una palabra modesta y a veces mal utilizada, su voto. Y ante ese voto me aplico lo de Anguita “votad al honrado, al ladrón no lo votéis aunque tenga la hoz y el martillo”.

Contra esta irregularidad podéis firmar aquí



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